Después
de 24 años de silencios encubiertos, las dos partes del film "Después
de" (Cecilia y José Bartolomé) va a ser distribuida abiertamente
en DVD. La historia oculta de la transición, la de la gente (no la
de los políticos) reflejada en aquellos años que van desde el
comienzo de la democracia hasta el golpe de estado del 23-F.
Rodamos "No
se os puede dejar solos?" y "Atado y bien atado" (englobadas bajo el título
genérico "Después de...") a lo largo de tres años, entre la primavera de 1979
y Febrero de 1981, un periodo en que el proceso español de transición a la
democracia entró en una crisis cuya culminación fue el intento de golpe de
estado del 23-F.
Ese día teníamos
la primera copia de las películas recién depositada en el Ministerio de cultura
para su clasificación.
Y aunque afortunadamente
el golpe no triunfó, las películas sufrieron las consecuencias: retenciones
ilegales, intento de secuestro, denuncias en el Ministerio Fiscal... Una odisea
que detallaremos más adelante y que fue la culminación de la apasionante aventura
que supuso la realización de "Después de..."
Esta
aventura empezó cuando...
Esta aventura
empezó cuando escribíamos el guión para una comedia satírica (del estilo de
la anterior película de Cecilia) y nos dimos cuenta que cada vez hablábamos
más de lo que ocurría en el país que de nuestro trabajo.
Así que abandonamos
el guión y decidimos salir a la calle con una cámara para recoger los cambios
que se estaban produciendo entre la gente tras la muerte de Franco. Contar
en una película lo que los noticiarios no nos contaban, descubrir qué ocurría
de verdad...
Producir
un documental a finales de los setenta
Pero producir
y rodar una película con nuestros escasos medios no parecía
empresa fácil.
Nos ayudaba
la experiencia como documentalista de Pepe, que había colaborado con
Patricio Guzmán en "La batalla de Chile", una trilogía
que siguió de cerca la experiencia del gobierno de Allende, hasta el
golpe de estado de Pinochet.
Cecilia también
había experimentado en el terreno documental, acababa de filmar durante
meses las vicisitudes de la realización de la película "El
perro" y del mundo del cine.
Los dos sabíamos
que para captar mejor la realidad, e introducirnos "como pez en el agua"
en cualquier ambiente, estorbaban los grandes y costosos equipos de personas
y materiales.
Bastaba un
equipo muy reducido de personas compenetradas, una cámara de 16 mm.
ligera y manejable (usamos una Arriflex CP, muy compacta y que se cargaba
como los actuales videos) y un "Nagra" portátil para el sonido.
Hay que aclarar
para los más jóvenes que en esos años todavía
no se habían comercializado las cámaras de vídeo actuales,
ni inventado las técnicas digitales, que son un adelanto impresionante
económico y técnico para el cine documental. (Nuestros chasis
tenían una autonomía de menos de 15 minutos y había que
estar cambiándolos continuamente. Y el precio del negativo era infinitamente
más costoso que las cintas de vídeo)
Pese a esto,
no resultó un proyecto tan descabellado como parecía...
El
equipo
Conseguimos
(milagrosamente) reunir más o menos el dinero necesario y formamos un equipo
básico de rodaje de cinco personas (las que cabíamos en un coche, para mayor
agilidad de movimientos) Mi hermano y yo, codirigiendo, un cámara (no siempre
fue el mismo aunque la mayor parte es obra de José Luis Alcaine y Antonio
de Benito), un sonidista (casi siempre el chileno Bernardo Menz, que desempeñó
el mismo cometido en "La batalla de Chile") y un auxiliar de cámara para cargar
y descargar los chasis. Los de producción, montaje y los muchos colaboradores
que nos ayudaron, se quedaban en la retaguardia.
Rodando,
de la sartén al fuego
Lo primero
que aprendimos, para no inspirar desconfianza y poder mezclarnos con la gente
y que ésta nos contara sus problemas, e incluso para evitar riesgos,
que los hubo, es que debíamos mimetizarnos con los distintos ambientes
en que nos teníamos que mover.
Es decir, vestir
adecuados al lugar de rodaje, llenarnos de pegatinas o emblemas del grupo
político o social y cambiar el tipo de lenguaje según y con
quien tratábamos.
Por
ejemplo, los hombres sacaron los trajes de boda para el rodaje en el Ritz
de la Trilateral. Nos pusimos tirando a zarrapastrosos para tratar con los
marginales Hijos del agobio vallecanos. Sport-elegante en los actos de la
extrema derecha o de progres típicos cuando el ambiente lo requería...
Y cuidar mucho
el lenguaje. Por ejemplo, la palabra España: en el país vasco
no debía utilizarse nunca, había que decir estado español.
Y a la inversa en las concentraciones de Fuerza Nueva.
Acercándose
a la gente
Pero al mismo
tiempo, y esto es un consejo que damos a todos aquellos que quieran rodar
de forma documental, había que estar muy visibles, no intentar rodar
a escondidas o desde lejos, sino trabajar abiertamente con la gente, que se
den cuenta de que no tratamos de ocultar nada ni nos mueve el deseo de desvirtuar
un acto o desacreditarles...
Y evitar, en
los actos públicos, quedarse con los últimos rezagados, a menudo
incontrolados y buscando camorra. Algunos de los momentos de peligro los vivimos
por este motivo.
Como
cuando nos tuvo que rescatar la policía, en la calle Goya, de una pandilla
exaltada que venían de un acto de Fuerza Nueva. O el follón
con manifestantes socialistas y comunistas, en la manifestación del
1º de Mayo, por rodar desde un lugar alejado y tranquilo un plano general.
No sabían que lo hacíamos con teleobjetivo y pensaban que éramos
de Televisión Española y queríamos manipular la información
sacando a la escasa gente que había en aquel sitio.
Y tuvimos buen
cuidado, antes de rodar algo especialmente discutible o ridículo, buscar
la complicidad, incluso pedir la opinión, de los presentes.
Es el caso
de la señora exaltada del Valle de los Caídos que nos persiguió
todo el día para hablar ante la cámara, y lo hicimos al final
dada la aprobación de los que nos rodeaban... Estaba tan exaltada que
hasta se le desabrochó la blusa y tuvimos que cerrar el encuadre para
que no se le viera el sujetador...
Sin
buscar ...
No buscábamos
ni escogíamos a la gente. Ellos se ofrecían a hablar.
Por otro lado,
utilizamos técnicas muy diversas (entrevistas, psicodrama, documental,
cinema-verité, reportaje...) para mejor captar la autenticidad de cada
momento.
Unas veces
la realidad nos sorprendió y sobre la marcha tuvimos que reaccionar
para recoger aquello que estaba sucediendo por sorpresa.
Como cuando
apareció un cura preconciliar en medio de tractoristas que se retiraban
tras una carga brutal de la policía y empezó a dar vivas a las
"Fuerzas públicas"... Ya estábamos guardando el equipo
y tuvimos que sacar la cámara, filmar a lo loco... y salvar en el montaje
lo que pudimos.
En cambio,
ese mismo día fuimos nosotros los que detectamos que podíamos
provocar una situación nueva si enfrentábamos en directo la
información de un telediario con los protagonistas de esa información.
Los
poderes fácticos se autocorroen
También
se dio con frecuencia el caso de vernos obligados a rodar algo que no era
lo que buscábamos, pero que los interesados nos imponían pensando
era lo más inocuo... ¡y que luego resultó corrosivo!.
Por
ejemplo, el alto mando no nos permitió rodar entrevistas a los militares,
sólo el discurso de un coronel del Cir. Y bueno, lo que salió...
Y los grandes
magnates de la Trilateral no consintieron que rodáramos su, posiblemente,
aburrida sesión... Sólo podíamos filmarles en el desayuno
o en el lunch de mediodía, Y ahí están...
Igual
nos ocurrió en ocasiones con rodajes planteados simplemente para cubrir
un tema sin especial conflictividad: Había que dar una breve imagen
de la cortesía y contemporización del nuevo alcalde socialista
con la Iglesia, en la misa solemne de la patrona de Madrid. ¡Pero el
sermón lo dio un cura ultramontano que puso a caldo a Tierno Galván
y al nuevo ayuntamiento!.
Dirigiendo
a dúo
El dirigir
entre dos nos resultó bastante fácil, quizás porque nos
entendemos muy bien y sabíamos lo que queríamos. (Creo que eso
mismo les pasa a los hermanos Taviani, los Cohen y los directores de "Matrix",
entre otros).
Pepe iba con
el micro, se mezclaba con la gente, hablaba con ellos y actuaba un poco como
"provocador" de la charla o discusión sobre el tema a tratar.
Cecilia estaba
con la cámara y daba la orden de rodar cuando llegaba el momento, es
decir, cuando ya se olvidaban de la cámara frente a ellos. Por
eso habréis visto muchas veces en la película a la gente hablando
entre ellos, cuando usábamos la técnica del psicodrama.
O al micro,
casi comiéndoselo, en las entrevistas personales. Y casi nunca a la
cámara. Luego, y al mismo tiempo que rodábamos, discutíamos
el trabajo ante la moviola con el entrañable montador Javier Morán,
encadenado al proyecto durante los años que duró el rodaje.
El
primer rodaje
El primer rodaje,
la primera tentativa, fue en Villalar de los comuneros, el día de la
conmemoración y fiesta de los Comuneros de Castilla.
Y ahí
empezaron nuestras sorpresas que no cesarían hasta terminada la película.
Nos habían
dicho que en Castilla-León, en la considerada cuna del centralismo,
la fiesta se estaba convirtiendo en una especie de manifestación anticentralista.
Y allá fuimos. La escena la habréis visto.
Allí
estaban un coro de viejecitos de un asilo cantando zarzuela, chicos jóvenes
airados, ecologistas, pacifistas, campesinos y obreros más o menos
radicalizados, gentes del más variado espectro político, incluso
algún excéntrico que había creado un partido para él
sólo ...
Sólo
unidos en el abucheo a los políticos que intentaban dar sus discursos
oficialistas.
Creo que estábamos
reflejando una de las ultimas manifestaciones de la transición, cuando
todos se mezclaban con todos y cada uno inventaba su propio eslogan. Un espíritu
creativo que luego fue sustituido por manifestaciones mucho mejor organizadas,
pero también mucho más controladas.
Un espíritu
que volvimos a encontrar en las manifestaciones contra la guerra de hace un
año, con gente de todas las edades y todas las tendencias, cada uno
a su aire... haciendo de la manifestación un gigantesco happening.
En Villalar
todo tenía un cierto tono del mejor esperpento celtibérico...
Hasta que se truncó en tragedia. Empezaron a sacarse banderas republicanas
y la guardia civil tomó por asalto el pueblo. Dada la concentración
de gente y para evitar males mayores tuvieron que retirarse.
Ésta
iba a ser una constante durante todo el rodaje. Lo grotesco, o esperpéntico,
o simplemente humorístico, devenía en trágico o conmovedor.
Y momentos
trágicos o impresionantes, podían derivar en el esperpento puro
y duro..
Chile
y España
El sonidista
chileno, que había vivido junto con Pepe unos rodajes con cierta similitud
en Chile, comentaba asombrado la enorme diferencia que existía entre
los dos países. En Chile, los problemas siempre tenían un tono
serio y más bien dramático y monocorde. Aquí siempre
había un ramalazo hacia el humor, en la situación o en el modo
de expresarse, de humor a veces muy negro, pero humor... y por supuesto, inesperados
desmadres.
Decía
que ahora comprendía la tradición del esperpento como género
en España.
La
España crispada
La otra gran
sorpresa del rodaje fue el encontrarnos con algo distinto de lo que esperábamos.
Pensábamos
encontrar un país desencantado, desilusionado, apático y centrista,
frustrado por la constatación de que con la democracia al final mandaban
prácticamente los mismos.
Al menos eso
parecía traslucirse por la información que recibíamos
y por el resultado de unos elecciones ganadas abrumadoramente por la Unión
de Centro Democrático de Adolfo Suárez .
Había
pasado el momento de la primera euforia con el advenimiento de la democracia
tras la muerte de Franco.
Así
que enfocamos el proyecto como una crónica del desencanto, incluso
le hubiéramos puesto ese título a la película si no fuera
porque ya lo había utilizado Chavarri para su documental sobre la familia
Panero.
Y descubrimos
una España crispada, no meramente desencantada, donde mientras unos
reclamaban la ruptura que nunca llegó, otros clamaban por su paraíso
perdido y se veía un resurgir de movimientos a favor de la antigua
dictadura y una radicalización de los nacionalismos
Y
al fondo, omnipresente estaba una escalada terrorista y una cierta y peligrosa
involución dentro del ejército.
En fin, durante
dos años tuvimos que adaptarnos a la realidad que veíamos y
tratar de reflejarla con la mayor honestidad posible.
La
democracia recién estrenada
Antes adelantamos
que esta película se rodó entre 1979 y 1980. Es decir refleja
un momento muy preciso de nuestra historia: la transición política
acaba de producirse y España es oficialmente una democracia.
Los pactos
y los acuerdos por arriba ya se han producido, los grandes momentos de euforia,
esa salida a la calle por primera vez, también.
Estamos en
el momento en que las tensiones entre los que quieren avanzar más y
los que creen que ya se ha avanzado demasiado, se traducen en una cierta parálisis
política – estamos en plena crisis de UCD- que será el
caldo de cultivo del golpismo – que goza de casi impunidad –
que concluirá bruscamente con el golpe del 23 F.
El intento
de golpe dará paso al primer gobierno del PSOE, con el que entraremos
en la “normalidad democrática” en la que los militares
se dedicarán a aprender inglés para participar en la OTAN y
los que mandan, que ya no son los mismos que antes, hacen, sin embargo, en
nombre del interés nacional, cosas muy parecidas a las sus antecesores.
Cosa que por otra parte pasa en Francia, en Inglaterra o en el resto de los
piases democráticos.
Acercar
el micro a la gente de a pié
Hubiéramos
podido hacer un documental sobre el discurso político de aquellos años,
pero a nosotros nos interesaba sobre todo la relación que se establecía
entre los políticos y la gente. En los mítines, más importante
que los discursos era ver que pensaban los que habían ido a oírlos
y como reaccionaban ante ellos.
Éste
el primer punto de partida, el primer objetivo de nuestro documental
El segundo
era tratar los temas con la mayor objetividad y con total honestidad.
Al margen de
nuestra ideología personal, tratamos de ser objetivos. Mostramos incluso
aquello que no nos gustaba. Podíamos no estar en absoluto de acuerdo
con lo que nos decían pero siempre dejamos que se expresara libremente
la gente.
Y eso no deja
de causar problemas. A muchos les indigna que en nuestra película aparezca
una chica encantadora que defiende el fascismo
(Imágenes
de Charo Reina dando un mitin, cantando coplas andaluzas en el teatro y declarándose
fascista ante la Torre del Oro en Sevilla). A otros, una cura vasco entrañable
que defiende "la dialéctica de las pistolas" en ETA (Imágenes
de Perico Solabarría en la ría de Bilbao)
Pero queríamos
ser honestos y para ello hay que mostrar todas las caras de la moneda sin
hurtarle al espectador datos que considerábamos básicos para
que pudiera hacerse su composición de lugar.
Hoy
no habría sido igual
Indudablemente
se han producido muchos cambios, especialmente en el terreno político,
desde que rodamos estas películas.
En
las intervenciones de los políticos de la 2ª parte ("Atado y bien
atado") es fácil comprobar como muchos de los lideres que aparecen
cambiaron posteriormente su discurso.
Charo Reina,
como todos saben, se ha desvinculado de la política y sólo la
vemos en sus galas o en programas de televisión.
La ETA actual
es muy distinta a la de aquel momento y la actitud de la gente ante ella,
también. Incluso durante nuestro rodaje empezaron a producirse cambios.
La primera vez que la gente de izquierda se manifestó contra ETA la
rodamos nosotros en Zumaya, Nadie de la prensa quiso acudir, sólo el
corresponsal de la BBC.
Es muy probable
que el ferralla sindicalista que explica por qué no se moviliza contra
ETA sea uno de los manifestantes anónimos en el entierro de Zumaya,
momento clave que refleja la ruptura de la izquierda vasca con ETA.
Sería
otra película tratar de averiguar que pasó con la gente anónima
que llena las películas. Porque,
por desgracia, muchos de los problemas sociales que reflejamos hace más
de 20 años, siguen existiendo
Adelantándose
al golpe de estado
La segunda
parte termina como habéis visto con la posibilidad involucionista por
parte del Ejército
Este último
tema, en el que se aludimos expresamente al general Milans del Bosch y sus
declaraciones en contra de la Constitución (y con las que termina la
película) fue ciertamente premonitorio pues, a los pocos días
de finalizarse el film, en Febrero del 81, tuvo lugar el fallido golpe de
estado del 23-F. dirigido por ese general.
Este fue el
gran cambio que, a su vez, fue el origen de esos grandes cambios personales
y colectivos que la película no puede reflejar. Tantas personas que
en la película reclamaban cambios y a los que seguramente podría
aplicárseles el chiste del paralítico que va a Lourdes (el "Virgencita,
que me quede como estaba...").
El 23F concluyó
la etapa ascendente del fascismo civil desautorizada por los propios golpistas
que se olvidaron de Blas Piñar y sus chicos en aquellas horas.
Fue también
el fin de los “poderes fácticos”.
Pero también
fue el fin de las ilusiones de cambio.
Al fin y al
cabo, suponemos que muchos hicieron suya aquella reflexión cínica
de Churchill: "La democracia es un mal sistema de gobierno pero es el
menos malo de los que conozco".
La
película censurada
Paradójicamente,
el que en nuestro documental hubiéramos reflejado aquella amenaza golpista,
ese malestar general, quizás fuera el motivo principal por el que ambos
filmes sufrieron una serie de vicisitudes burocráticas, jurídicas
y económicas (de hecho una censura encubierta, ya que en esos momentos
se había abolido la censura oficial) por parte del Ministerio de Cultura,
para impedir que fueran estrenados.
Nos acusaron
de haber hecho unas películas incómodas e inoportunas, Nos decían
que "habíamos bipolarizado el país"...
Y sobre todo...¿qué
sabíamos del golpe?. ¡Como si unos pobres cineastas tuviéramos
semejantes capacidades conspiratorias!
Durante dos
años las películas sólo pudieron verse en algunas televisiones
extranjeras, ya que estaban denunciadas ante el Ministerio Fiscal como "constitutivas
de delito", si se proyectaban en nuestro país. Y se les había
negado su condición de filmes españoles.
En 1983, tras
las Elecciones Generales, las películas fueron rehabilitadas y se les
concedió el Premio Nuevos Realizadores del Ministerio de Cultura. Fueron
presentadas en el Festival de Cine de San Sebastián, fuera de concurso,
y participaron en diversos festivales nacionales e internacionales. En la
Semana de Cine de Barcelona obtuvieron el Premio a la mejor película
documental.
Pese a todo
ello, tuvimos una tardía y muy precaria exhibición en salas,
sin ningún apoyo de la distribuidora y coproductores.
Pero
años después de...
Pero años
después, se pasaron con notable éxito en T.V.E., y en la actualidad
siguen pasándose en universidades, filmotecas, ciclos especiales, etc.
Esperamos que
ahora, con este DVD, pueda llegar a todos a los que les interese el, posiblemente,
único documento que queda de aquellos años contado desde donde
nunca se ponían la prensa y las cámaras.
Ese fue nuestro
propósito.
Quizás
sirva para paliar la amnesia histórica que ha padecido siempre nuestro
país...